Director de instituto sancionado por permitir una protesta artística contra los recortes de Aguirre
Se ha confirmado lo que la comunidad educativa (docentes, alumnos, progenitor@s…) y el resto de la sociedad democrática de este país se venía temiendo: el hachazo a las libertades más elementales es una realidad, no una ficción televisiva. En estos últimos meses se viene persiguiendo de manera persistente a quienes disienten de los recortes en el entorno laboral, así como quienes denuncian lo que es sabido por tod@s: los recortes sociales son una prioridad para la extrema derecha gobernante.
Hace meses se viene persiguiendo a personas que muestran su opinión públicamente, hace un tiempo una profesora que se presentaba en un tribunal con una camiseta verde fue denunciada a la inspección, ahora es un director de instituto la nueva “víctima de la libertad”. Javier Lizasoain, director del Instituto Maestro Matías Bravo de Valdemoro, ha sufrido desde el pasado otoño la persecución por medio de la apertura de expediente académico disciplinario, por permitir que algunos docentes del centro colocaran en el patio unos retretes abandonados, a modo de instalación artística, a fin de mostrar el rechazo a las políticas del gobierno autonómico.
La se ha traducido en una suspensión de 15 días de empleo y sueldo, por la carta del padre de un alumno que, al parecer, no debe comprender que le están restringiendo a su progenie las posibilidades de obtener una mejor educación y mayores oportunidades de acceder a un trabajo digno en su momento.
El colectivo de Director@s de Institutos de Enseñanza Secundaria (ADIMAD) ha querido manifestar “su más absoluto rechazo, así como su indignación ante la propuesta de sanción” a su compañero “Javier Lizasoain, director del Instituto Maestro Matías Bravo de Valdemoro”, y denuncian que las situaciones que se vienen sufriendo por parte de su colectivo han sobrepasado “los límites de lo razonable”, pero, en definitiva, lo que se esconde tras estas situaciones viene a ser una clara persecución a quienes disienten del empeoramiento intencionado de las condiciones del conjunto de la educación, no sólo madrileña, sino de todo el Estado.
Tal y como señalan también los profesionales de la educación en su comunicado, parece claro que se trata de incrementar el conflicto, antes que tratar de buscar soluciones. No obstante, el mayor de los temores parece que pueda ser, que estemos tan sólo ante la punta del iceberg, y que entorno a estos temas haya numerosas acciones similares por parte de los responsables de la Administración Pública, de manera que cualquiera que pueda opinar en contra, o disentir de cualquier parecer, no sólo no pueda protestar, sino tampoco significarse.
En definitiva, los recortes económicos son el pasado, el presente es cercenar las libertades básicas. Cuando llegue la democracia a España, igual se arrepienten. Si es que llega.
Julio Castro – laRepúblicaCultural.es
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