Calderón de la Barca viste la camiseta en defensa de la Escuela Pública |
César Benedicto Martín - Cuando Esperanza Aguirre anunció que su prioridad para la legislatura que comenzaba el 22 de mayo era la educación, un estremecimiento recorrió la enseñanza pública madrileña. En la legislatura anterior había sido prioritaria la sanidad y quien más quien menos tiene algún amigo médico o simplemente está informado de las consecuencias de esa prioridad: sobrecarga de trabajo y privatización de la gestión de los nuevos hospitales y de algunos centros de salud. La privatización de todo lo público que funciona bien es una obsesión de los dirigentes del Gobierno de nuestra comunidad. A la sanidad va a seguir el Canal de Isabel II y no dudarán en privatizar los trenes de cercanías, el metro y todo lo que se les ponga por delante.
El 4 de julio se hicieron realidad nuestros temores en forma de instrucciones de la Viceconsejería de Educación sobre el comienzo del curso escolar 2011-2012.
En ellas se aumenta de 18 a 20 las horas semanales de docencia directa con presencia de alumnos. Al aumentar en más de un 10% la carga lectiva de cada profesor, se reduce en un porcentaje equivalente el número de profesores. Como el curso pasado eran aproximadamente 20.000 los profesores de secundaria en la Comunidad de Madrid, eso implica un total de entre 2.000 y 2.500 profesores interinos menos. Multiplicando ese número por la retribución media anual de estos profesores se obtienen aproximadamente los 80 millones de euros que la consejera de Educación y Empleo ha admitido ahorrar.
Resumo a continuación algunas de las consecuencias de esta medida. Son las que han provocado la reacción indignada de las comunidades educativas y no el hecho de impartir dos horas más como las autoridades han intentado hacer creer a la opinión pública:
l Pérdida del empleo de entre 2.000 y 2.500 profesores, a pesar de lo preocupados que se muestran los políticos por el problema del paro.
l Pérdida de calidad en la enseñanza: al haber aumentado las horas lectivas pero no el total de horas de trabajo en el centro, disminuyen las horas complementarias (guardias, horas de biblioteca, reuniones de tutores y de departamento, atención a padres y alumnos). Estas horas prácticamente desaparecerían si los horarios de los profesores se atuvieran a la legalidad, ya que el real decreto de 1996 que regula el funcionamiento de los institutos establece que solo se superarán las 18 horas lectivas en casos excepcionales y que cada hora lectiva por encima de las 18 será compensada con dos horas complementarias menos. Como la mayoría de los horarios están fuera de la legalidad, muchos directores e inspectores se están negando a avalarlos con su firma.
l Además, las cosas se han hecho rematadamente mal. Veamos un ejemplo de mi instituto. En el departamento de Matemáticas éramos 10 profesores. Ahora somos nueve. Se perdieron 18 horas lectivas. Cada uno de los que quedamos damos dos horas más. En total, 18 horas. Todo cuadra. En Física y Química eran cuatro. Ahora son tres. Se han perdido 12 horas. Consecuencia: ciencias experimentales sin laboratorios. Ejemplos como este los hay por doquier: desdobles que no se pueden volver a hacer, apoyos y refuerzos suprimidos, clases abarrotadas (la matrícula ha aumentado este curso en un 1,44%), profesores impartiendo materias que no son de su especialidad, bibliotecas cerradas, etc.
Reacciones del Gobierno de Madrid ante las movilizaciones:
l "La mayoría de los madrileños trabaja más de 20 horas" (Esperanza Aguirre). Tuvo que rectificar porque el horario de los profesores es de 37,5 horas semanales.
l "No se va a contratar a mil interinos" (Lucía Figar, consejera de Educación y Empleo). Ya se vio anteriormente que sus propias cifras de ahorro la desmienten.
l "No hay recortes en educación" (todos). Bueno, convengamos que al menos sí se recortan profesores. En cuanto al presupuesto de educación para 2011 es un 4,8% inferior al de 2010. Y sí, quizás sería más exacto hablar de trasvases: los 80 millones de euros ahorrados en profesores es más o menos lo que se dejará de ingresar por las desgravaciones fiscales para los ciudadanos que escolarizan a sus hijos en la privada.
l "Ningún profesor impartirá ninguna materia que no sea de su especialidad" (Lucía Figar). Desde entonces no cesan de aparecer profesores que las imparten.
l "Es una huelga política" (Esperanza Aguirre y todos sus adláteres). Digamos que es una huelga contra una determinada política y que se secundaría fuera quien fuera el que la perpetrara. Ejemplos hay en la historia.
Pueden estar seguros los políticos y la opinión pública de que los profesores habrían aceptado dar dos horas más de clase si ello no hubiera supuesto una reducción del profesorado y sí en cambio haber desdoblado grupos, incrementado medidas de apoyo y refuerzo, etc. Pueden hacer la prueba. Mientras tanto, continuar con las movilizaciones es una cuestión de dignidad.
César Benedicto Martín. Catedrático de Matemáticas del IES Juan de la Cierva.
Artículo publicado en CINCODÍAS.com
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