El jueves 24 de noviembre estaba programada la presencia de la Consejera de Educación y empleo de la Comunidad de Madrid, Lucía Figar, en la XXVI edición de la Semana Monográfica de la Educación (“La educación en la sociedad digital”) que el Grupo Santillana organiza desde 1986.
La señora Figar no se presentó. En sesiones anteriores, algunos cargos políticos no asistieron y ofrecieron sus disculpas y un motivo de su ausencia. Ayer, nadie transmitió ni las disculpas de Figar por no cumplir con su compromiso ni el motivo de su ausencia.
Salón de actos de la Fundación Santillana. C/Torrelaguna, 60. En la mesa se encuentran Emiliano Martínez, presidente del grupo Santillana, dos profesoras del colegio público Daniel Martín de Alcorcón, dos profesores del colegio concertado Montserrat y dos representantes del gobierno de la comunidad de Madrid: Rocío Albert López-Ibor, Directora General de Mejora de la Calidad de la Enseñanza, y Francisco López Rupérez, Presidente del Consejo Escolar de la Comunidad.
Acceden a la sala discretamente profesores del IES Matías Bravo, cuyo director recibió el premio a la excelencia europea de manos de Esperanza Aguirre en 2008 (y ahora se enfrenta a un expediente abierto con amenaza de tres años de inhabilitación por permitir la libertad de expresión en su centro). Han traído camisetas verdes ocultas para mostrarlas en el momento oportuno.
Sentado prácticamente en primera fila, a tres metros de los representantes del gobierno de Madrid, un profesor empieza a sacar cartelitos en dirección a la señora Albert, que se detiene a mirar cada uno de ellos:
-La Consejera de Educación y Empleo deja a más de 2000 profesores sin empleo.
-Figar ha PRIVADO a los alumnos madrileños del plan Escuela 2.0 por razones políticas.
-Rimini rules Madrid.
-“Un profesor de Lengua puede dar Literatura”. Lucía Figar, experta.
-Lucía Figar entrega suelo y dinero público a centros que segregan por religión, sexo…
El profesor, sin levantarse de su silla, luego muestra los cartelitos hacia atrás, para que el público los vea.
Al poco, se acerca un responsable de seguridad y le dice al profesor cartelero que tiene que abandonar la sala porque no puede hacer eso. El profesor le dice que no está molestando a nadie y que no tiene por qué irse de allí. El responsable de seguridad insiste y el profesor contesta que solo se irá de allí por la fuerza. El responsable de seguridad le indica al profesor que está molestando a gente que se está quejando porque no ve con los carteles. El profesor argumenta que es asistente al congreso, que está inscrito, que ha acudido los días anteriores y que no va a moverse de allí.
Todo esto, mientras el señor López hablaba de las excelencias de las TIC en Madrid, con esa tensa discusión produciéndose a dos metros de él, y en el centro de la sala.
El profesor sigue enseñando los carteles, pero solo a la Directora General, para no “molestar” la vista del público. El responsable de seguridad se acerca de nuevo y le dice que no puede hacer eso. Visiblemente tenso, le dice que al final puede hacer preguntas en el debate. Ya todo el mundo ha visto los carteles; el profesor los deja sobre sus piernas. Un fotógrafo del acto se acerca a tirar varias fotos.
Prosigue el señor López citando un montón de cifras y hablando maravillas de las TIC en la Comunidad de Madrid y elogiando el programa MIES y los institutos tecnológicos. Dice que la Comunidad de Madrid rechazó el Plan Escuela 2.0 porque los ordenadores que el gobierno central pretendía dar a los alumnos venían “vacíos” (y los alumnos no podrían hacer nada con ellos). Ante los disparates contados por el señor López sobre el plan Escuela 2.0 (presentado brillantemente por el director del Instituto de Tecnologías Educativas, Antonio Pérez, dos días antes en el propio congreso) se oye a una compañera al fondo de la sala diciendo “disculpe, eso no es verdad”.
Pero el señor López sigue como si no hubiera oído nada y termina su charla. Continúa la ponencia de la Directora General de Mejora de la Calidad de la Enseñanza, joven economista colocada en el cargo el 7 de julio de 2011. Albert empieza con toda una declaración de intenciones: vinculando conocimiento con producción. Suelta una ristra de números y más números (que siempre vienen a demostrar lo maravilloso que es todo en la educación en Madrid).
Cuando termina la sesión, a eso de las 21.30, el profesor de los carteles pide el turno de palabra:
“Yo tendría muchas cosas que preguntar a los representantes del gobierno de la Comunidad de Madrid, pero por respeto a la audiencia voy a ser breve. Solo voy a preguntas dos cosas directamente relacionadas con las TIC.
Querría preguntar al señor López y la señora Albert si saben lo que es el AFDI”.
El señor López y la señora Albert, después de haber hablado un largo rato sobre la excelencia de las TIC, se quedan ahora sin saber qué decir. El señor López pide que especifique un poco la pregunta.
“Sí, el AFDI. A-F-D-I. Los que lo padecemos, con solo nombrar AFDI, sabemos lo que es. Ayuda-a-la-función-docente. Una pésima aplicación, que les pido que hagan el favor cuando vuelvan a sus despachos de investigar quién se podrá haber lucrado con ese programa, que veo que ustedes desconocen. Un programa que no se sostendría en el mercado por su pésima calidad. Para que se hagan una idea, una aplicación de gestión escolar que nos obligan a usar que ni siquiera tiene una opción de cerrar sesión. Con lo que si un compañero lo está usando, aunque cierre el navegador, puede llegar otro detrás, abrirlo y meterse por error en las notas y faltas de otro usuario”.
Ni el señor López ni la señora Albert dicen una palabra sobre el AFDI. El presidente de la mesa solicita brevedad y el profesor le confirma que va a ser breve. Dice que no es liberado sindical ni milita en ningún partido ni es “violento del 15M”. Dice ser un profesor de a pie. Y que está muy vinculado a la mesa (donde estaban representados un colegio público, uno concertado y el gobierno de Madrid) porque vive en la localidad del colegio público Daniel Martín –reflotado gracias a la entrega y entusiasmo de sus docentes–, porque ha impartido formación TIC en el colegio concertado Montserrat y porque sufre las políticas del gobierno de la Comunidad de Madrid. Y que en su centro, ese MIES que tanto ha elogiado el señor López no pasa de una velocidad de 300K, con lo que es un desastre intentar usar, por ejemplo, aplicaciones que requieren animaciones Flash como libros digitales. Y sigue:
“Querría preguntar a la señora Albert, Directora General de Mejora de la Calidad de la Enseñanza, en qué mejoran la calidad de la enseñanza las instrucciones de inicio de curso de 4 de julio de 2011 que dejan sin trabajo a 2000 profesores, muchos de ellos jóvenes, innovadores y con destacado uso de las TIC.
Y en qué mejora la calidad de la enseñanza el hecho de que en esas instrucciones de inicio de curso se supriman las horas de dedicación a los coordinadores TIC de los centros de secundaria, con lo que a las muchas funciones y quebraderos de cabeza que tiene un coordinador TIC se le recompensa con tener las mismas horas que cualquier profesor no coordinador.”
Una parte considerable del público aplaude. La señora Albert no contesta. Se oyen voces que dicen: “si es que no puede contestar, qué va a contestar”. El profesor les dice a los representantes del gobierno de Madrid que si eso es democracia, que si no merece una respuesta… Ante su negativa a responder, el profesor se levanta y se va de la sala, junto con otro compañero con camiseta verde.
Los responsables educativos de Madrid han sido puestos en evidencia: desconocen una herramienta TIC fundamental en la gestión escolar que están obligados a usar todos los docentes de la pública. Y, sobre todo, no han estado a la altura del evento. La Fundación Santillana ofrecía un espacio de reflexión y debate libre. Y las dos personas que acudieron en representación de la Comunidad de Madrid (Directora General de Mejora de la Calidad de la Enseñanza y Presidente del Consejo Escolar de la Comunidad) despreciaron el libre intercambio de ideas y dieron muestras de su desconocimiento de la realidad educativa.
Y que no se olvide: Lucía Figar, la Consejera de Educación y Empleo, en vez de dar la cara parece que ni siquiera hizo el esfuerzo de estar allí para cumplir con sus compromisos adquiridos. ¿Habría reunión urgente de Comunión y Liberación?
Artículo publicado hoy en: Asombra2
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