Había empezado este curso con un poema sobre los problemas suscitados por el Gobierno de la Comunidad de Madrid en la enseñanza. Hoy, el curso empieza a dar boqueadas y los problemas se irán agravando y enquistando, por lo que las palabras de este, llamémosle así, otro poema llevan otra música y otro espíritu, aunque parecida urgencia.
No hemos sabido, no hemos podido, no hemos querido hacer todo lo posible. Escoja quien lea lo que prefiera; pero no olvide que se peca por acción y por omisión. No olvide, tampoco, que quizá no basten los saraos, las proclamas y otras limosnas. No bastan unos pocos gestos para defender una idea ni un derecho.
Añado, mientras escribo, que ya me está escociendo el mismo hecho de escribir. Y añado, para que no se me malinterprete, que soy funcionario de carrera.
Hay quien jalea a la comadre
y al compadre torero
por orejas y rabo
que han cortado a los interinos.
Se salvan los bilingües,
que llaman wine al vino.
Mas no acaba ahí la faena:
expectativos cubrirán suplencias,
y las matemáticas del ajuste
pueden ser tan perfectas
que el número de desplazados
recuerde que todo es efímero.
Tú bailarás al compás,
vestido o no de verde,
de quien se mea en el calzón,
de quien piensa que cinco
o más víctimas, carne de cañón,
no ofenden su profesionalidad.
Te mandaría a tomar viento
a ti que dijiste que no podías,
a ti que dices que no puedes.
Pero, aguardando a que te den
donde más parece dolerte,
te doy las gracias, "compañero".
Por Juan Carlos López
Publicado en su blog Hasta el Borde
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