Un maestro en la manifestación de hoy en Madrid |
El esfuerzo que desde hace más de una década se está haciendo en España para reducir el número de alumnos por clase en un intento de mejorar la calidad de la enseñanza parece que tiene los días contados. El Ministerio de Educación, a instancias de las comunidades autónomas, considera la posibilidad de incrementar el límite máximo de estudiantes por aula tanto en educación primaria como secundaria, según informaron fuentes del departamento que dirige José Ignacio Wert.
Desde este ministerio se justifica este replanteamiento de la ratio que establece la ley orgánica de Educación (LOE) en que no hay estudios que confirmen que clases con menos alumnos impliquen un mayor éxito escolar. Lo que sí está confirmado es que más estudiantes por aula llevan consigo una reducción del número de profesores tanto en colegios como institutos. Es decir, que hay que gastar menos dinero en contratar profesores.
Por el momento, no hay cifras del incremento de la citada ratio, pero se sopesa que sea de entre un 10% o un 15%. Es decir, si actualmente el límite máximo en primaria es de 25 alumnos por clase (hasta un 27 en casos determinados) y de 31 en secundaria (hasta un 33, como máximo), con la reforma solicitada por algunas comunidades autónomas podría alcanzar entre los 30 y 35 alumnos en función de la etapa.
No hay aún decisión tomada al respecto, aclaran desde el ministerio que dirige José Ignacio Wert, aunque creen que "se ha sacralizado el tamaño de los grupos" sin una base científica contundente. Lo que sí está claro es que aumentar el tamaño de las aulas reduce las necesidades de profesorado, una medida que reclaman las comunidades, que son las que afrontan el pago de esas nóminas.
Pero ¿es cierto que el tamaño de las clases no influye de manera clara en los resultados de los alumnos? La respuesta no está clara porque en el proceso educativo intervienen muchos actores, desde los estudiantes hasta sus padres, los profesores y la Administración, que es la que pone los medios humanos. "El efecto final de una disminución del número de alumnos por profesor depende mucho del efecto que esto tenga en otros participantes en el proceso", señala el catedrático e investigador de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), Antonio Cabrales, en el blog de la citada entidad.
Y es verdad, tal como señalan desde el Ministerio de Educación, que los estudios sobre la ratio de alumnos por aula no son concluyentes. Al menos en términos generales. Sí, en cambio, parece que un número menor de alumnos por clase es beneficioso para los chavales que presentan dificultades.
Wert se aferra a los estudios para justificar una eventual subida de ratio. Pero una cosa son las cifras sobre papel, y otra la realidad de las aulas, muy compleja y cambiante según el contexto. Alicia Fernández, directora del centro de primaria Joaquim Ruyra de Barcelona y miembro de la asociación de directivos Axia, pone énfasis en que al hablar de las ratios se deben tener en cuenta muchos factores, no se puede frivolizar ni hacer análisis simplistas. Esta maestra explica que en una situación ideal, en la que el grupo de alumnos es homogéneo, con una situación social similar, rendimiento parecido..., aumentar algo la ratio no tendría un efecto perjudicial. "Pero la realidad es que los grupos de alumnos son cada vez más heterogéneos, con orígenes muy diversos, situaciones familiares distintas, comportamiento dispar...", y así no se pueden aumentar ratios de forma generalizada e indiscriminada. Fernández apunta también a otro factor: Catalunya en especial ha apostado por la educación inclusiva, aquella en la que todos los alumnos estudian juntos, también aquellos con necesidades educativas especiales -discapacidades o trastornos-. La consecuencia es que los maestros deben atender a alumnos que requieren mucha atención -también cuentan con apoyo para ello-. Si en un aula con 25 alumnos esto ya es complicado, más será con un aula de 30 o 35 estudiantes. Lo mismo ocurre con los problemas de indisciplina, señala Fernández. Con alumnos difíciles, el profesor invierte mucho tiempo en poner orden en la clase. "Cuanto mayor sea el grupo, más problemas de indisciplina tendrá que afrontar", indica. De ahí que esta directora reclame un estudio "serio y pausado" de cualquier cambio en las ratios. Además, otros docentes hacen hincapié en un problema que parece más prosaico, pero igualmente real: el espacio. ¿Están preparadas las aulas para acoger a más alumnos, para que todos tengan una visión clara de la pizarra o puedan oír al profesor de forma adecuada? Muchas de ellas no.
El maestro, pedagogo y filósofo Gregorio Luri también reclama hacer "un debate serio" al respecto. "Es cierto que los estudios no relacionan una disminución de la ratio con una mejora directa del rendimiento escolar, pero no podemos hacer demagogia con este tema, aumentar la ratio tampoco mejora el rendimiento", señala. Los alumnos de hoy en día son distintos de los de los años ochenta, cuando no era extraño ver clases de hasta 40 alumnos. Ahora, sigue Luri, a los alumnos les cuesta más mantener la atención, son más movidos, y hay que tener en cuenta este hecho cuando se habla del número de alumnos por clase. Sin embargo, "donde más se debe cuidar la ratio es en la educación infantil", añade. Ahí empiezan las grandes diferencias entre un alumno y otro. Luri reclama además una buena formación del profesor y dedicar más tiempo a los estudiantes con dificultades, para suplir esas carencias de base.
En las crisis, cuando no hay dinero, las administraciones buscan métodos para ahorrar. "En tiempos duros, los políticos deben ser claros, y no buscar subterfugios para intentar hacer de la necesidad virtud cuando no hay virtud", añade este especialista. La subida de ratios se ve como un método para ahorrar profesores, pese a que es cierto que los estudios no relacionan unas ratios más bajas con mejores resultados. En Europa la situación es diversa, aunque la mayoría de los países tienen una media de alumnos por profesor similar a la de España. Aun así, las ratios también suben en algunos estados.
Publicado en: La Vanguardia
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